- ABC/Cataluña. Artículo publicado el 22/06/1998 con motivo de la exposición en Galería 3 Punts/Barcelona.


SECRETOS EN LA MIRADA DE URBÁN
Una profusíon de formas de madera define la obra del artista de Elche.


Autodidacta. Este es el epígrafe de un currículum plagado de premios y manifestaciones colectivas. Y es también la singular postura de Urbán (Elche, 1958) dentro del arte, un individualismo que se colma cuando la obra reposa colgada en un pared junto a otras de su condición pictórica.

A falta de una carrera no menos digna en solitario, con una docena de exposiciones propias ya a sus espaldas, a este artista, corredor de fondo -si atendemos únicamente a una espontánea incursión en su producción- no le caben los calificativos. Su obra, unas veces vista como escultórica, otras como apuntes pictóricos, se enmarca en la tradición del hacedor de formas, la del técnico que se inspira en la musa de Dionisio.

La galería de Eduard Durán trae por segunda vez a Barcelona su última serie realizada en madera, un conjunto que recuerda la sencillez del lenguaje del desaparecido Lucio Muñoz pero con el estigma de lo no dicho, esos signos secretos que dan título a esta obra minuciosa, herida por la letra oblicua, rasgada, que se piensa en sus propios contornos.

La geometría que se enmarca en estos trabajos parte de una única forma, el círculo que crece, se parte, se alarga o desaparece tras su sombra de papel. Los elementos que pueblan el estudio de Urbán son maderas nuevas que se envejecen por voluntad del artista, muchas veces quemadas, manipuladas que van encontrando en la pieza un sitio ordenado en medio de la calma y la tranquilidad que parece destilar un pulso ecuánime.

El reducto silencioso que encontramos en esta sala recuerda a ese otro mundo exterior tan caro al poeta. Los "instantes eternos" que Urbán pide en uno de sus títulos son cajas de madera que semejan instrumentos imposibles, guitarras sin cuerdas, cajas de resonancia calladas que remiten al espíritu y a lo que no se puede nombrar.

A algunas piezas, Urbán les pone una segunda piel, y así a través de un suave y colorido frottage surge una epidermis de texturas acuáticas. 

Otra de las impresiones afortunadas que nos distaren a través de estas ventanas a la poesía es la ambigüedad calculada de materiales, que siendo maderas parecen hierros, y de cómo el metal recobra una apariencia orgánica. Reflejos rasgados, arenas sedimentadas en la piel de la obra, como mares solidificados por el pensamiento. Una mirada oriental a las esquinas de una superficie que asoma colores tenues pero profundos. Un movimiento quieto acota los abismos de nuestra percepción, a la búsqueda de sensaciones sutiles, con el ojo perdido entre construcciones herrumbrosas, espesas, libres.

  Es la obra de Urbán un viaje al locus de las pasiones herméticas, que de tan fuertes se calman antes de su explosión de síntesis donde el cubismo, el informalismo y la abstracción se abrazan. Estas piezas, exentas ya de su matriz, desgarradas por el oficio, crecen en nuestro pensamiento desnudas de su insignificante grandeza.
ÁNGELA MOLINA.



Algunas de las obras presentadas en la exposición.


141 "Que este instante sea eterno" 100x100
Técnica mixta sobre tabla. 1998
Colección particular.


97 "Y se alza de las sombras II" 140x140
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.




103 "Revividas estampas deliciosas" 100x100
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.




120 "Presencia ponderable" 100x100
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.



122 "Renacen ya las olas del retorno" 100x100
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.



128 "Arqueólogo de rarezas XXV" 20x20
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.



127 "Arqueólogo de rarezas XXIV" 20x20
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.



133 "Arqueólogo de rarezas XXX" 20x20
Técnica mixta sobre tabla. 1997
Colección particular.