GUARDAR UN SECRETO.
Colección particular/Valencia. |
Cuando descubrí la obra de Urbán en 1994, en una feria de arte en Valencia, él exponía sus trabajos en el stand de una galería de Elche. En seguida tuve el deseo de descrifar el significado de una de sus obras y para no perderle la pista le invitamos a preparar una exposición para nuestra antigua galería. A la hora de experimentar la visión de la obra de Urbán, una clara referencia al constructivismo, se revela en el ensamblaje de las piezas de madera que conforman sus obras. Estas piezas, austeramente coloreadas pero de exquisita textura, crean una sugerente plasticidad tridimensional; son estructuras llenas de fuerza contenida y desde luego de belleza poética. Así, sus pinturas-relieve, si podemos realizar esta expresión para citar estas composiciones (él siempre se describe así mismo como pintor) también parece ilustrar un discurso intelectual, y no obstante, su significado permanece recóndito. Elementos geométricos tan básicos como círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos dispuestos en combinaciones evocadoramente simbólicas, dentro de una atmósfera silenciosa, cercana a una emoción religiosa, ocultan una especie de misterio.
La idea de relacionar el original lenguaje plástico de Urbán a la vieja cultura y tradición de la tierra donde nació se me antoja muy atractiva a la hora de escribir esta presentación. Las características estéticas de la Dama de Elche, cuyos rasgos recuerdan a las estatuas arcaicas griegas, cuyos adornos y joyas evocan al tiempo la escultura Púnica, nos rememoran un tiempo donde símbolos y amuletos tenían un doble objetivo: primero, presentar su identidad, describir su perfil y estatus ante la posteridad y en un segundo lugar, establecer una comunicación, un lazo con el más allá. El Misteri d'Elx es cuestión más compleja. Para la fiesta de la Asunción, el 15 de Agosto, los ciudadanos de Elche glorifican esta celebración con el último ejemplo superviviente de teatro religioso medieval en España. La representación del Misterio de Elche ha sido llevada a cabo sin interrupción, con permiso especial del papado, y escapando a la prohibición del drama litúrgico, con una bula papal por parte del concilio de Trento desde el siglo XVI. Es descrito por la UNESCO, en su Proclamación de las Obras Maestras de la Herencia Oral e Intangible de la Humanidad, como "un drama sacro-musical de la muerte, asunción y coronación de la Virgen" y "un testimonio vivo del teatro europeo religioso de la Edad Media". La obra, completamente cantada en lengua valenciana (aunque hay algunos versos en latín) y acompañada con música medieval, del renacimiento y barroca, está interpretada por habitantes del lugar, todos hombres o muchachos, en dos actos: la Vespra, durante la tarde del 14 de agosto, y la Festa, durante la tarde siguiente, el 15 de agosto. Se representa sobre una complicada escena que se divide en dos espacios: el espacio horizontal, terrenal, y el espacio vertical, divino. Parte de la acción también se desarrolla sobre el 'andador': una rampa que corre desde la puerta principal de la iglesia a lo largo de un pasillo central hasta el altar. El espacio terrenal es una elevada plataforma temporal, cuadrada, 'el cadafal', instalada en el centro del crucero o transepto de la Basílica. El cielo lo constituye una lona fijada en lo alto, bajo la cúpula de la iglesia, esta lona oculta a su vez una serie de complejas tramoyas aéreas, la más importante, una esfera de colores rojo oscuro y dorado conocida como la 'mangrana' o 'granada', que en la primera tarde de la representación desciende de 'las Puertas del Cielo' desplegando sus 'hojas' para desvelar a un ángel (un muchacho) transportado en su interior, portando una palma de oro que ofrece a María la Virgen. La primera noche finaliza con un cortejo fúnebre a la luz de las velas por las calles de Elche. Durante la segunda tarde se representa la coronación de la Virgen y concluye con una lluvia de oropel que cae sobre los Apóstoles en el momento de ser coronada, que junto al toque de campanas y el estallido de cohetes de artificio, marcan el final de otro año de 'La Festa o Misteri d'Elx'.
Ideas como la muerte y la vida, repentinas apariciones aéreas, tierra y cielo, vertical y horizontal, luces de velas, altares, drama, diosas, ornamentos prehistóricos, etc. sugieren mundos míticos y místicos, secretos irrevelados necesitados de ceremonias que busquen una explicación a lo desconocido. Como en el 'Misteri d'Elx' o en los tesoros arqueológicos, Urbán crea la atmósfera de un misterio oculto que asoma al desenterrar la memoria cultural de sus antepasados, elaborando un código de formas original y secreto. Él nos conduce a través de sus sentimientos estéticos, hasta la realidad de la propia materia y estructura de su obra, la auténtica verdad de su retórica. Y sin embargo, un misterio permanece en la emoción creada por las luces y las sombras de los diferentes planos y elementos de sus pinturas. Las suaves texturas del papel sobre la superficie de madera, como una fina piel, apelan a ser acariciadas. La fingida simplicidad, en tenso equilibrio, se abre ante nuestros ojos a la búsqueda de una remota revelación que nunca se produce. Él sabe guardar el secreto.
ISABEL BILBAO, Octubre de 2009
La idea de relacionar el original lenguaje plástico de Urbán a la vieja cultura y tradición de la tierra donde nació se me antoja muy atractiva a la hora de escribir esta presentación. Las características estéticas de la Dama de Elche, cuyos rasgos recuerdan a las estatuas arcaicas griegas, cuyos adornos y joyas evocan al tiempo la escultura Púnica, nos rememoran un tiempo donde símbolos y amuletos tenían un doble objetivo: primero, presentar su identidad, describir su perfil y estatus ante la posteridad y en un segundo lugar, establecer una comunicación, un lazo con el más allá. El Misteri d'Elx es cuestión más compleja. Para la fiesta de la Asunción, el 15 de Agosto, los ciudadanos de Elche glorifican esta celebración con el último ejemplo superviviente de teatro religioso medieval en España. La representación del Misterio de Elche ha sido llevada a cabo sin interrupción, con permiso especial del papado, y escapando a la prohibición del drama litúrgico, con una bula papal por parte del concilio de Trento desde el siglo XVI. Es descrito por la UNESCO, en su Proclamación de las Obras Maestras de la Herencia Oral e Intangible de la Humanidad, como "un drama sacro-musical de la muerte, asunción y coronación de la Virgen" y "un testimonio vivo del teatro europeo religioso de la Edad Media". La obra, completamente cantada en lengua valenciana (aunque hay algunos versos en latín) y acompañada con música medieval, del renacimiento y barroca, está interpretada por habitantes del lugar, todos hombres o muchachos, en dos actos: la Vespra, durante la tarde del 14 de agosto, y la Festa, durante la tarde siguiente, el 15 de agosto. Se representa sobre una complicada escena que se divide en dos espacios: el espacio horizontal, terrenal, y el espacio vertical, divino. Parte de la acción también se desarrolla sobre el 'andador': una rampa que corre desde la puerta principal de la iglesia a lo largo de un pasillo central hasta el altar. El espacio terrenal es una elevada plataforma temporal, cuadrada, 'el cadafal', instalada en el centro del crucero o transepto de la Basílica. El cielo lo constituye una lona fijada en lo alto, bajo la cúpula de la iglesia, esta lona oculta a su vez una serie de complejas tramoyas aéreas, la más importante, una esfera de colores rojo oscuro y dorado conocida como la 'mangrana' o 'granada', que en la primera tarde de la representación desciende de 'las Puertas del Cielo' desplegando sus 'hojas' para desvelar a un ángel (un muchacho) transportado en su interior, portando una palma de oro que ofrece a María la Virgen. La primera noche finaliza con un cortejo fúnebre a la luz de las velas por las calles de Elche. Durante la segunda tarde se representa la coronación de la Virgen y concluye con una lluvia de oropel que cae sobre los Apóstoles en el momento de ser coronada, que junto al toque de campanas y el estallido de cohetes de artificio, marcan el final de otro año de 'La Festa o Misteri d'Elx'.
Ideas como la muerte y la vida, repentinas apariciones aéreas, tierra y cielo, vertical y horizontal, luces de velas, altares, drama, diosas, ornamentos prehistóricos, etc. sugieren mundos míticos y místicos, secretos irrevelados necesitados de ceremonias que busquen una explicación a lo desconocido. Como en el 'Misteri d'Elx' o en los tesoros arqueológicos, Urbán crea la atmósfera de un misterio oculto que asoma al desenterrar la memoria cultural de sus antepasados, elaborando un código de formas original y secreto. Él nos conduce a través de sus sentimientos estéticos, hasta la realidad de la propia materia y estructura de su obra, la auténtica verdad de su retórica. Y sin embargo, un misterio permanece en la emoción creada por las luces y las sombras de los diferentes planos y elementos de sus pinturas. Las suaves texturas del papel sobre la superficie de madera, como una fina piel, apelan a ser acariciadas. La fingida simplicidad, en tenso equilibrio, se abre ante nuestros ojos a la búsqueda de una remota revelación que nunca se produce. Él sabe guardar el secreto.
ISABEL BILBAO, Octubre de 2009